viernes, 2 de diciembre de 2011

MARTIN PARR: CRÍTICA ATÓPICA

   "...Si le das al mundo historias tristes y deprimentes, nadie va a escucharte, o esa es la sensación que me da. Por eso, intento que mis fotos sean brillantes y coloridas y, con un poco de suerte, aceptablemente buenas. Porque quiero incluir a mi público en todo ello; no quiero cabrearlo, quiero atraerlo. Y, una vez interesado, podrá leer más cosas en las fotos. Lo que no espero es que mis fotos cambien nada. Eso es muy ingenuo. La gente solía hablar antes en esos términos, pero ya no...". Martin Parr.


  En el mundo contemporáneo todo artista busca impactar, atraer, empatizar,... esto es, buscar alguna reacción por parte del observador ante su obra: acción-reacción, así funciona. La mayor parte de estos artistas hacen uso de elementos dramáticos, intensos, escabrosos, duros,...; dejando de lado lo cotidiano, lo convencional, lo diario,... Los autores prefieren retratar en sus proyectos situaciones extremas de violencia, marginación social, caos, pobreza,... en vez de abordar cuestiones tradicionales.

   Son estos motivos lo que me llevan a fijarme en este fotógrafo, Martin Parr, cuya actitud me sorprende. Parr parece alejarse del pesimismo general que adoptan otros, para crear un arte, según el propio autor, brillante, colorido. No pretende cabrear, sino interesar. Por otro lado, resulta curioso y, a mi parecer, algo incoherente, el hecho de que afirme no buscar con su arte un cambio de actitud por parte del que observa, ya que ¿acaso no resulta imposible permanecer indiferente ante el arte? 

   El arte lleva intrínseca en su naturaleza la capacidad de alterar la actitud, el pensamiento, los sentimientos,... del que contempla. Las reacciones de los individuos pueden ser de muy diversas naturalezas, pero existen.

   Tras esta reflexión descubrimos a Martin Parr (Reino Unido, 1952), un fotógrafo británico reconocido internacionalmente debido a su particular acercamiento a la fotografía de documentación social. 

   El presente artista esconde una obra irónica cuyo principal objetivo resulta efectuar una crítica acerca del estilo de vida de la clase media-alta. El sentido del humor constituye un elemento esencial en algunos de los trabajos del presente, que trata la decadencia de la vida diaria plasmando el aburrimiento, la banalidad o la falta de sentido de la existencia del hombre moderno. Hablamos, por ejemplo, de una serie de fotografías que reflejan el deterioro social y los problemas de la clase trabajadora británica durante el gobierno de Margaret Tatcher.

    No podemos finalizar sin mencionar otro de sus trabajos, Luxury; del que el propio artista dijo "...Todo el mundo fotografía a los pobres, así que yo decidí que quería fotografiar a los ricos. Es algo que inspira poca confianza. Está claro que fotografiar una guerra da más prestigio, no hay discusión,pero seguir el rastro de la clase media o, ahora, de los nuevos ricos no despierta demasiado interés...". 

   En el mencionado proyecto, el artista decidió enfocar los más ostentosos detalles de aquel planeta anterior a la crisis económica actual mediante el retrato de lujosos escaparates repletos de obscenidad. Ahora, ante la crisis, poco queda ya de ese mundo consumista hasta el extremo que, a pesar de no haberse esfumado, deja de exhibirse de un modo tan banal como lo hacía; y esto es lo que verdaderamente resulta curioso: el hecho de que Parr plantease esta serie antes de la llegada de la crisis que actualmente inunda la economía. Llegamos a la conclusión de que dicho proyecto podría ser interpretado como un legado de aquello que fue pero ya no es, como un álbum recordatorio de aquella época de "general" bienestar económico a la que todos anhelamos regresar.

1 comentario:

  1. Me parece muy interesante la forma de Parr de criticar la sociedad... Francamente es verdad que, en general, da la sensación de que para llamar la atención y destacar sobre el resto de críticas a la sociedad se debe ser lo más llamativo, impactante e incluso "grimoso" posible. Una imagen de la guerra de Irak ya no es impactante mientras no haya fuego, sangre o explosiones de por medio. En realidad, el arte de lo "extraordinariamente cotidiano" es algo que debería desarrollarse más y, sin embargo, en esta cultura de excesos cualquier imagen que solamente pueda calificarse como interesante no es suficiente.

    Resulta también impactante darse cuenta de que una persona que se sienta a leer el periódico está en realidad más interesada en la quinta casa que se construye el protagonista del último estreno de Hollywood que en la situación del calentamiento global, tema que parece estar ya muy visto. Los medios de comunicación hacen también su trabajo cuando destacan por encima de la simplicidad de vivir bien la obscenidad, el exceso y la banalidad de cualquier nuevo personaje que salte al estrellato.
    Carolina Larrazabal

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