viernes, 11 de noviembre de 2011

CREER EN LO QUE SE HACE

"Belief is a beautiful armor
But makes for the heaviest sword
Like punching underwater
You never can hit who you're trying for".



Todo el mundo tiene creencias sobre cómo tienen que ser las cosas… y aun así, ¿eso a qué lleva? Guerra, muerte, destrucción, soledad, marginación... Éstas son las ideas que expresa un artista que, por joven que sea, tiene cierto punto de razón. En ésta canción John Mayer satiriza a aquellas personas con creencias que no llevan a nada. Esa gente que necesita exhibirse y gritar sus pensamientos para hacer de su credo algo útil. Esas otras que se consuelan sabiendo que ellos creían una cosa cuando en realidad sus acciones les han llevado a lo contrario. Lo que sea, en el fondo, con tal de darle una pizca de sentido a su vida y a lo que hacen día a día.
                                   
Mayer no es el único con esta postura. Por poner un ejemplo visto en clase, Goya retrata en sus grabados imágenes de distintas situaciones criticando a la sociedad de aquel entonces (y que, de hecho, podría considerarse como la de hoy en día): supersticiosos, monjes que se emborrachan, mujeres excesivamente coquetas, desastres de la guerra o incluso esos “jefes” de la sociedad que, aunque lo que digan sean “asnadas”, atrapan a la mayoría en un solo modo de pensar reduciéndonos a todos a una gran masa. Un tema que Mayer también trata en su canción: por creer que algo puede ser diferente te quedas solo. El pensamiento de la masa, de un modo u otro, acaba pudiendo contigo: o te margina o te convierte en un eslabón más de esa gran masa.

Un pensamiento, en mi opinión, un poco pesimista. ¿Desde cuándo no se debe creer en lo que se hace? Si no sueñas es que estás muerto. En contraposición a esta postura de Mayer pueden encontrarse artistas que piensan que aún hay esperanza, que no está todo perdido, que aún se puede amar lo que se hace y creer en lo que se piensa sin ser absorbido por el pensamiento global.

Puede ser el caso, por poner un ejemplo de un campo aparentemente ajeno, de Ferran Adrià, profesional autodidacta, trabajador nato, hombre sencillo poco dado a la soberbia, algo tímido pero con vocación didáctica y cerebro en constante actividad. Un chef cuyos hallazgos están siendo imitados en todo el mundo. Sus recetas rompen esquemas y su imaginación parece no tener límites. Su secreto: “Hay algo en todo lo que hacemos que nos lleva a cambiar y evolucionar, algo común que nos ha motivado siempre: la ilusión”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario