miércoles, 9 de noviembre de 2011

EL PODER DE LA MIRADA


En junio de 1984 Steve McCurry fotografiaba a Sharbat Gula de doce años en el campamento de refugiados Nasir Bagh de Pakistán durante la guerra contra la invasión soviética.

Un año más tarde, la imagen daba la vuelta al mundo desde las portadas de la revista National Geographic. No es de extrañar el gran éxito del retrato, pues lo que esos ojos verdes reflejaba a nadie indiferente, algo que no pasa desapercibido ante nosotros. Tan sólo un cuarto de hora le valió al fotógrafo para ganarse la confianza de la pequeña, pues como él mismo dice "Si sabes esperar la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz". Y lo que la niña nos transmitía con esa mirada era vivacidad, frescura, inquietud, cierto miedo, manifestándose asimismo el dolor que debió haber sufrido durante los pocos años que tenía. Pero no quedó la cosa ahí, la protagonista de la portada más famosa de la historia no fue olvidada y el fotógrafo inició una búsqueda que duró catorce años. Al fin apareció, con treinta años, casada madre de tres hijos... y con otra mirada. Si la primera fue impactante, el contraste entre las dos lo fue aún más. ¿Qué le habían pasado a aquellos ojos inquietos? Una vez más la situación de los países árabes se veía manifestada de una manera en la que nadie nunca lo había hecho, a través de los ojos. El sufrimiento por la guerra, unas durísimas condiciones de vida, el haber perdido a uno de sus hijos, el no haber podido salir de la miseria...unido a la poca consideración que se le tiene a las mujeres en esas regiones han sido algunas de las razones de este cambio tan brutal en su mirada. Una vez llegamos a este punto, tras haber reparado un poco en la situación, se presenta el momento de la manera con que nos enfrentamos al problema del oriente medio. Muchos se quedan con la historia como si fuera una simple anécdota, algo que pasa y punto. Otros piensan más allá, ¿pero qué se puede hacer por ellos? Desde luego que si no pensamos nada nunca se les podrá ayudar de ninguna manera. Poco después de la segunda fotografía, la sociedad que publica la revista creó en su honor una organización caritativa llamada Afghan Girls Fund, que ayudaba al desarrollo y creación de oportunidades educativas para las niñas y mujeres afganas. En 2008, este proyecto creció para ayudar también a niños y pasó a llamarse Afghan Children's Fund. Y es ahí donde se comienza, no obstante,no es suficiente, pues sigue siendo un tema que los países más favorecidos tenemos pendiente. Quizás es hora de seguir repensando.

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