viernes, 25 de noviembre de 2011

EL COLOR NOS MUEVE


Ya lo decía Kandinsky, entre otros. El arte debe basarse en un lenguaje de color. Se han realizado infinidad de estudios y se ha llegado a la conclusión de que existen, efectivamente, pautas sobre las propiedades emocionales de cada tono y de cada color. Ya no es interesante, por tanto, el espectro concreto de colores, sino la respuesta del alma a dichos estímulos.



Aunque este tema no parezca tener mucha relación con el propósito de este blog (arte y crítica) en realidad sí que la tiene. El color es una herramienta que los artistas utilizan para resaltar determinados aspectos siguiendo siempre una intención, que suele coincidir con el tema final del cuadro y la sensación que nos quiere transmitir. Por lo tanto, no es lo mismo que Caravaggio, maestro del claroscuro, utilice una paleta de colores propia de Sorolla en lugar de la suya propia, sobre todo si lo que pretende es manifestar el misterio y tenebrismo que logra con sus contrastes.



El Greco, ya en el siglo XVI, fue uno de esos maestros del color. En Italia los artistas estaban de alguna manera divididos: los manieristas romanos y florentinos defendían el dibujo como primordial en la pintura y ensalzaban a Miguel Ángel, considerando el color en cierta parte inferior, desacreditando a otros artistas venecianos como Tiziano.

 

Los venecianos, en cambio, señalaban a Tiziano como el más grande, y desprestigiaban a Miguel Ángel por su imperfecto dominio del color. El Greco, como artista formado en ambas escuelas, reconocía a Tiziano como artista del color y a Miguel Ángel como maestro del diseño.



Sin embargo, ¿Cómo podría haber sido su pintura si su formación hubiese sido otra? Imaginemos que El Greco hubiese estudiado únicamente la técnica romana-florentina, utilizando una paleta de colores más propia de Miguel Ángel que del Greco que nosotros conocemos. Comparando las dos imágenes a continuación, probablemente sus obras no tendrían la intensidad y fuerza existente en la primera imagen, sino que sus cuadros habrían sido más bien algo como la segunda imagen:



El Greco nos emociona por ese especial tratamiento del color. Esa luz espectral que parece provenir de los cuerpos que hay en el cuadro destaca la irrealidad de las figuras. Uniéndolo al ambiente claustrofóbico que logra con el uso de los contrastes y la verticalidad de este formato, consigue crear un ambiente de misticismo y abstracción que se ve en todas sus obras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario